Esquivel va de un lado para el otro en el Palacio de las Convenciones de la Habana. Concede entrevistas, interviene en los debates, saluda a viejos y nuevos conocidos. Su presencia inspira respeto. Y todo el mundo quiere escuchar sus palabras, la mezcla de sabiduría y experiencia de un hombre de más de 70 años, que no sólo es uno de los Premios Nobel de la Paz, sino también arquitecto, escultor, y un veterano luchador por los derechos y la soberanía del pueblo de la América Latina.