La ayuda de emergencia y la reconstrucción de la zona de desastre que dejó Katrina está siendo entregada a las mismas empresas que llevan tres años cobrando millones de dólares sin conseguir llevar los servicios esenciales de Irak a los niveles que tenían antes de la guerra.
"La reconstrucción", sea en Bagdad o en Nueva Orleáns, se ha convertido en poco menos que una transferencia continua de riqueza de las arcas públicas a las privadas. Y esa ruta se aprovecha para impedir el retorno de los pobres