"Pereyra, míreme a la cara./ ¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?". (Roberto Fontanarosa)
El huracán Katrina ha revelado al mundo que la indolencia, la división de clases y el racismo siguen siendo parte implícita de la vida cotidiana de la única superpotencia del mundo, Norteamérica. Ha sucedido igual como en 1927 cuando la Gran Inundación de Missisippi azotó Nueva Orleans y fue cubierta por el agua. Los que tenían dinero abandonaron la ciudad con anticipación, mientras los desposeídos tuvieron que quedarse a merced de la naturaleza y recién, varios días después fueron trasladados a refugios miserables que carecían de toda infraestructura necesaria para una emergencia.