Eduardo Tamayo G.
ALAI AMLATINA, 07/03/2007, Quito.- Entrevista con John Lindsay-Polland, investigador estadounidense.
“Lo interesante es que cuando los militares estadounidenses salen de un lugar y van a otro, después de cierto tiempo, la gente quiere botarlos”.
La Embajada de Estados Unidos en Quito no ha permanecido cruzada de brazos ante la Conferencia Internacional por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras que se lleva a cabo en Quito y Manta desde el 5 hasta el 9 de marzo.
La campaña de relaciones públicas ha estado dirigida sobre todo a los periodistas, 35 de los cuales han sido invitados por la Embajada a Manta, ciudad ubicada en la costa del Pacífico, en cuyo aeropuerto se encuentran instalados los militares de Estados Unidos. La argumentación central de la Embajada es negar que exista una base de EEUU en Manta y que tan solo hay un puesto de operaciones avanzadas (FOL en inglés) que ocupa el 10 por ciento de la Base Eloy Alfaro, donde están estacionadas 8 aeronaves desarmadas (4 grandes y 4 medianas o pequeñas) que realizan vuelos de detección anti-drogas sobre todo en el Océano Pacífico.
Estados Unidos evidentemente quiere lograr la renovación del convenio de utilización de la base de Manta que vence en el 2009, pero en este aspecto cabe resaltar que el gobierno de Rafael Correa, a través del Subsecretario de Defensa Miguel Carvajal, reafirmó, ante los asistentes a la Conferencia No Bases, que este acuerdo concluirá en el plazo previsto.
Aunque el jefe militar del llamado FOL, el teniente coronel Javier Delucca, le afirmó a un periodista ecuatoriano, hace algunas meses, que la base de Manta era muy importante dentro del Plan Colombia” (Diario Expreso 16-08-2006) ahora, el mismo lo niega, y junto a los voceros de la Embajada afirma que su único fin es la lucha contra el narcotráfico. Pero de las propias informaciones de la Guardia Costera de Estado Unidos se desprende que una de las funciones que cumplen es el monitoreo del tráfico de migrantes ecuatorianos, 7953 de los cuales han sido capturados, desde 1999 hasta enero de 2007, en aguas territoriales y en aguas internacionales. Nada dicen los voceros de Estados Unidos de abordajes ilegales, de barcos hundidos, de pescadores maltratados y desaparecidos, en fin, de una serie de denuncias que han formulado los organismos de derechos humanos. Pero dejemos que sea el escritor estadounidense John Lindsay-Polland, coordinador del Grupo de Trabajo del Fellowship of Reconciliation sobre América Latina y el Caribe (con asiento en San Francisco), quien rebata las afirmaciones de sus compatriotas.
- En una rueda de prensa, el Jefe de la Misión militar de Estados Unidos en Manta, Teniente Coronel Javier Delucca, manifestó que en Manta no hay una base norteamericana ¿Qué nos puedes decir al respecto?
La verdad, no importa si es una base o no, lo importante es lo que están haciendo, las actividades, los privilegios y los derechos que han adquirido a través de los acuerdos que el Ecuador firmó en el 99. Al Pentágono suele gustarle renombrar las cosas, por ejemplo en Panamá, cuando estaban renegociando la presencia militar en los años 90, lo llamaron Centro Multilateral Antinarcóticos, dijeron que no iban a haber bases que no iban a haber soldados, solamente iban a tener técnicos uniformados de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Entonces él puede decir que Manta no es una base aunque en otros lugares y en otros momentos haya dicho que si es una base. Me parece que ahí se le olvidó la importancia diplomática de llamarlo FOL, pero Manta sí tiene actividades con aviones militares, tiene misiones militares, las mismas actividades que constituyen una base.
- La Embajada estadounidense dice que el fin exclusivo de este llamado FOL es el de la lucha contra el narcotráfico y que no cumple ninguna otra función…
Hay documentación que han hecho ustedes los ecuatorianos de misiones y operaciones en contra de barcos que se sospecha tienen personas indocumentadas y eso no es parte de la lucha contra las drogas. Es parte de las misiones que un jefe del Comando Sur saliente señaló como algunas de las amenazas en el hemisferio: la migración ilegal, la pobreza, las amenazas al medio ambiente, ampliando la misión militar en el hemisferio más allá de las amenazas propiamente militares. De hecho, en el acuerdo de implementación de la Base de Manta, hay una frase que dice que sí se pueden hacer operaciones que no sean de la misma entidad antinarcóticos, si hay permiso (…) entonces esto hace pensar que siempre están pensando en ampliar un poco su misión.
- ¿Podrías indicarnos qué función cumple la base de Manta y otras como la de Curazao y Comalapa en El Salvador, en función del Plan Colombia?
La base de Manta o el FOL en Manta ha sido muy importante para el Plan Colombia. Este Plan ¿es solamente un programa para luchar en contra de las drogas o tiene fines más amplios? Desde el inicio del Plan Colombia en el 2000, el enfoque de los esfuerzos del entrenamiento de las operaciones militares es en el sur de Colombia, en el Putumayo, donde había una concentración de guerrilla y también de hoja de coca, pero hay hoja de coca en muchas otras zonas del país, además hay otras fases de la producción y tráfico de cocaína que están en manos de los paramilitares, y esto está saliendo a la luz con el programa de desmovilización de los paramilitares. El Plan Colombia nunca contemplaba el luchar en contra de ese narcotráfico. Mucha droga estaba y está saliendo por el Caribe, pero el esfuerzo del Plan Colombia no está enfocado en el norte de Colombia ni el Pacífico ni en los lados cercanos a Venezuela, está enfocado en los lugares donde está la guerrilla, que es la lucha histórica de las Fuerzas Armadas de Colombia. Entonces, se puede decir que el Plan Colombia está en contra del narcotráfico, pero los resultados no lo muestran. Según los mismos datos del Departamento de Estado y también de la ONU, desde 1999 la cantidad del terreno sembrado con hoja de coca casi no ha cambiado. Y con tanta inversión en fumigaciones, en batallas militares, con altos costos de dinero, de muertos, de gente desplazada, es una locura seguir con esto: por los resultados, no es una lucha contra el narcotráfico. Es una lucha en contra de la guerrilla, es la lucha histórica de las Fuerzas Armadas de Colombia de cuarenta, cincuenta años, por eso es considerada insurgente.
- El enfoque fundamental de Estados Unidos es el combate a la oferta y no a la demanda de drogas, ¿qué opinas de esta visión de trasladar la lucha hacia el sur del mundo y no combatir el fenómeno al interior de Estados Unidos donde hay 40 millones de adictos?
No es solo mi opinión, hay estudios que dicen que la inversión en programas de tratamiento y educación en cuanto a aspectos del uso y la adicción rinde mucho más que la inversión en la oferta. Entonces, puedes gastar 22 millones en la fumigación y tienes el mismo efecto si pones 1 millón de dólares en el tratamiento de los adictos y en la educación. Yo creo que parte de eso es la prepotencia de pensar que el problema no es nuestro, que el problema no reside en Estados Unidos, sino que el problema reside fuera de nuestras fronteras, entonces tenemos que atacar fuera de nuestras fronteras. También es parte de los lentes militaristas con que las autoridades de Estados Unidos miran a muchos problemas del mundo, por ejemplo, si hay un conflicto con Corea del Norte no vamos a negociar para ver cómo se pueden solucionar sus problemas de energía sino que vamos a darle un enfoque militarista. Hay muchos problemas como este en el que la mirada es la misma.
Entrevista completa en:
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