Durante 180 años, desde la fundación de esta república, las clases dominantes han oscilado entre dos extremos: modelo de orden, paz y trabajo o bien tendencia al caos. Es obvio que proclaman el primero cuando tienen en sus manos las riendas del poder y, en cambio, se deslizan hacia el desorden cuando buscan crear condiciones para el caos, al sentir que peligra su poderóo.
Hoy, por el empuje de los sectores populares movilizados desde el año 2000, los grupos de poder se contorsionan. Una parte, intenta penetrar los ámbitos en que aquellos se mueven, otra se refugia en instituciones que puedan manejar para sus maniobras; son muy pocos los que comprenden que deben asumir la nueva realidad.
Un poco de historia