A la Opinión Pública Nacional e Internacional,
El delicado estado en que se encuentran actualmente las relaciones entre los gobiernos de México y Venezuela, al borde de la ruptura, es motivo de grave preocupación para todos los mexicanos y mexicanas.
No se trata de un conflicto entre los pueblos de México y Venezuela, sino de un conflicto que tiene su origen en la actuación del gobierno mexicano en la IV cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata, Argentina. Ahí, el presidente Fox fue a jugar vergonzosamente el papel de promotor y defensor a ultranza del proyecto de Estados Unidos conocido como Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), criticando abiertamente a los países que, con dignidad, se atrevieron a resistirse a incluirlo en los acuerdos. Tal actitud es aún más reprobable a la luz de las desastrosas consecuencias económicas y sociales dejadas en nuestro país por más de diez años de Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el cual sirve de modelo al ALCA. Una conducta que, sin embargo, es congruente con la decisión del gobierno de Fox de firmar el Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), un TLC plus, que avanza en la integración subordinada de México a Estados Unidos.
Fox no se limitó a confrontarse en Mar del Plata con los gobiernos del MERCOSUR, sino que los acusó de hacerse eco de los reclamos surgidos de la III Cumbre de los Pueblos de América, que se realizaba exitosamente en esa misma ciudad y que tenía como reivindicación central el que no se reviviera el cadáver del ALCA. Fox confunde sus deseos con la realidad cuando afirma que los países que se opusieron a revivir el ALCA son minoría o están aislados; los pueblos de América han dejado claro su rechazo a ese proyecto neocolonialista estadounidense.
Como antes en sus deliberados conflictos con Cuba, el gobierno de Fox está haciendo el trabajo sucio para Estados Unidos, con lo que de hecho se convierte en punta de lanza de nuevas ofensivas desde el exterior contra Venezuela. El pueblo de México no debe dejarse engañar con el viejo truco de que se trata de defender a nuestro país y a sus instituciones, cuando lo que se busca en realidad es que avalemos los desatinos de Fox. Nadie ha insultado a México; lo que está en cuestión y nos agravia realmente es la torpe y entreguista política exterior que está siguiendo el gobierno mexicano en todos los foros internacionales, sin el respaldo ni la consulta del pueblo mexicano. Lo que está en el fondo en realidad es el debate entre el modelo de "libre comercio" e integración subordinada de América Latina a Estados Unidos y un modelo alternativo de integración más justo y equitativo que viene siendo promovido desde el Sur.