Thursday, December 01, 2005

"Para cambiar el mundo hay que tomar el poder"

Junto a Noam Chomsky, Howard Zinn y otros pocos adelantados del pensamiento de la izquierda mundial, Tariq Alí integra la escasa lista de escritores con una conciencia social que han acompañado las más agudas críticas al imperialismo contemporáneo con el aliento de prácticas globales de resistencia.

Desde el pasado viernes se encuentra en Cuba, invitado por el Instituto Cubano del Libro, y su presencia en el homenaje que se le hizo en la Habana a Jean Paul Sartre y en la Universidad de La Habana, donde este martes ofreció una conferencia, es una incitación a la pregunta para cualquiera que se interese en los acontecimientos de la guerra en Iraq. Al tema, que sigue con manía de explorador, le ha dedicado dos libros –El choque de los fundamentalismo y Bush en Babilonia-, reconocidos por la crítica internacional como clásicos, a escasos meses de convertirse en sucesos editoriales en Estados Unidos y Europa. Durante su visita a la Isla se ha anunciado que El choque de los fundamentalismos será publicado aquí próximamente por la Editorial de Ciencias Sociales.

Más que una entrevista formal, lo que concertamos con él es una conversación en la que él nos comenta algunas de las noticias que agitan el mundo informativo: el anuncio de Estados Unidos de que tiene un plan para retirar las tropas de Iraq, la evidencia de que Bush planificaba bombardear Al Jazeera, la presencia de médicos cubanos en Pakistán, su furtiva presencia en la Isla…

BUSH EN BABILONIA

-La administración norteamericana no deja de bombardearnos todos los días con las supuestas señales de terroristas internacionales en Iraq. ¿Qué hay de verdad en esto?

-Quién es o deja de ser terrorista forma parte de una gran maquinaria de desinformación. Los Estados Unidos intentan decirle al mundo que no hay resistencia en Iraq, sino simplemente terrorismo. Para demostrarlo, publican solo lo que hace el grupo de Abu Mussab Al Sarkawi. Pero este hombre entró a Iraq después de la ocupación. No estaba ahí antes, lo que nos prueba que la manera en que los EE.UU. luchan contra el terrorismo, aumenta el terrorismo. Al Qaeda también llegó a Iraq con la ocupación.

Lo que no dicen es que el grueso de la resistencia iraquí viene de las corrientes nacionalistas, en su mayoría de las Fuerzas Armadas de Sadam Hussein que no tenía ninguna fe en su gobierno. Ellos crearon focos de resistencia en varias ciudades del país desde antes de la entrada de los EE.UU. Por eso la característica más singular de esa resistencia es su temprana aparición frente a las tropas colonialistas. Si la comparas con otras intervenciones militares, verás que la resistencia suele demorarse. En el caso de Iraq la resistencia comenzó en los primeros diez días después de la caída de Bagdad.

El objetivo de toda ocupación es dividir, dividir, dividir. Es lo que han hecho los Estados Unidos. Han enfrentado a los tres grupos étnicos fundamentales en el país: los kurdos, los sunitas y los chiítas. No hay dudas de que los chiítas están colaborando con los interventores, pero cuando una sección de ese grupo chiíta decida romper con el clero de su etnia, se acabará la ayuda a los Estados Unidos.

En cualquier caso, es un desastre para ellos. Están en una encrucijada. O le entregan el país a Irán, o impondrán algún tipo de gobierno nacional. No se van a quedar. La ocupación es insostenible.

-De cualquier manera, el mayor terrorismo internacional que se practica en Irak es el norteamericano.

-El terrorismo de Estado practicado por los norteamericanos es de larga data. Empezó con la doctrina Monroe, que identificaba al Sur como su patio trasero. En el siglo XX, los norteamericanos fueron los únicos en usar las armas nucleares. Emplearon armas químicas contra Corea y contra Viet Nam, que todavía causan estragos, 30 años después de ser utilizadas. Usaron uranio empobrecido en la primera intervención en el Golfo, y años después, cuando volvieron a intervenir en esa región.

La mayoría del mundo conoce bien quiénes son ellos. El problema es que buena parte de la elite de este planeta, que también dirige nuestros destinos y se da perfecta cuenta del peligro de la supremacía norteamericana, no tiene valor para enfrentar al Imperio. La gran resistencia política hoy proviene de América Latina.