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No se trata del drama de Henrik Ibsen. Más bien de la voluntad de la Casa Blanca de militarizar la sociedad civil norteamericana como si fuera su enemiga. Primero el terrorismo, luego Katrina y ahora la amenaza de una pandemia de influenza aviaria abren las puertas para la práctica de esa voluntad. El peligro de la llamada gripe del pollo es real.Pero, en vez de fortalecer el ámbito de la salud pública, W. Bush quiere ponerlo bajo el control del Pentágono y exhortó al Congreso a otorgarle plenos poderes para emplear tropas en el caso de que el virus H5N1 invada el país. Si esto sucediera en alguna parte de EE.UU., ¿no habría que poner en cuarentena esa parte del país? preguntó en su conferencia de prensa del 4 de octubre pasado. ¿Y cómo hacerlo? Una opción es el uso de las fuerzas armadas, una cuestión importante que el Congreso debe debatir (San Francisco Chronicle, 5-10-05).
Dicho de otra manera, propuso la anulación de la ley Posse Comitatus de 1878 que prohíbe a lo s militares ejercer de policías en territorio estadounidense. Sería ésa una medida draconiana (que) equivale a la ley marcial en EE.UU., señaló el Dr. Irwin Redlener, decano asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia (CNN, 6-10-05). El jueves 6, el Senado sumó una partida de mil millones de dólares al presupuesto del Pentágono, no al de los servicios de salud, para enfrentar la amenaza de esa pandemia. Sin debatir la cuestión de fondo, claro.