Minga Informativa de Movimientos Sociales
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Manifiesto de entidades y movimientos brasileños:
Solidaridad con Chávez y el pueblo venezolano
Al pueblo de Venezuela
Al pueblo brasileño
El Senado chileno aprobó recientemente una resolución, pidiendo que la Organización de Estados Americanos – OEA, interviniese en los asuntos internos de Venezuela, para impedir la no renovación de la concesión de funcionamiento de la RCTV. El presidente venezolano, Hugo Chávez, respondió, denunciando al Senado chileno como una institución pinochetista. La razón estriba en que, el Senado de Chile, todavía esta compuesto por senadores biónicos (no elegidos), prefijados por los moldes de la Constitución chilena, impuesta por el general-presidente Augusto Pinochet, durante el estado de sitio. El gobierno chileno y la empresa privada chilena – monocordemente de derecha – acusaron al presidente Hugo Chávez de inmiscuirse en los asuntos internos de Chile.
En los últimos nueve años, desde 1998, el pueblo venezolano participó en ocho elecciones y/o plebiscitos, en los cuales se garantizaron siempre victorias abrumadoras al presidente Chávez.
Ahora, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasilero decidió repetir la dosis de sus colegas chilenos, al aprobar la moción presentada por el senador del PSDB Eduardo Azeredo y apoyada por el ex-presidente José Sarney que implica la intervención en los asuntos internos de Venezuela, al criticar de modo grosero y arrogante la decisión del Gobierno de Chávez de no renovar la concesión de RCTV, canal privado que, en 2002, abierta y comprobadamente incitó, promovió y participó, al lado de la élite local y de la CIA, en el golpe contra el gobierno electo y reelecto por el pueblo venezolano.
Haciéndose porta-voz de su colega Eduardo Azeredo, el senador José Sarney trata, así, de erigirse en el gran acusador del Gobierno de Caracas. Luego, el senador José Sarney, que fue presidente biónico (electo no por el voto del pueblo, sino por un Colegio Electoral organizado por la dictadura), y que tuvo durante los cinco años de su mandato, a su colega del senado – Antônio Carlos Magalhães (que no necesita presentaciones), como su Ministro de Comunicaciones. Un ministro que distribuyó por todo el país concesiones de canales de radio y televisión para conseguir que el entonces presidente José Sarney, nominado por el colegio electoral para presidir el país por cuatro años, tuviese un año mas de mandato en la Presidencia. Un ex-presidente que, además de estar envuelto, en su estado de origen – o Maranhão, en graves denuncias de corrupción, mantiene allí el control absoluto de todos los medios de comunicación: una red de televisión ligada a Globo y de su propiedad y la otra, que concedió a su amigo, el senador Lobão. Y, a pesar de todo su poder en Maranhão, el señor José Sarney es senador por Amapá, estado donde jamás residió, donde jamás vivió.
Con esas credenciales, ¿qué moral tiene el senador José Sarney para acusar al Gobierno del presidente Chávez?
¿Que moral tienen esos señores para hablar de democracia y de pluralismo en los medios de comunicación?
¿Que moral tienen los señores Eduardo Azeredo, José Sarney y los demás senadores de la derecha brasileña que, en 2002, no se pronunciaron o manifestaron indignación ante el golpe patrocinado por la CIA y por RCTV contra el gobierno legítimamente electo de Hugo Chávez, para venir ahora a inmiscuirse en los asuntos internos da Venezuela?
¿Es que acaso esos señores se pronunciaron sobre el proceso fraudulento que eligió a George Bush presidente de los EUA?
¿Demostraron alguna preocupación con el comportamiento vergonzoso de la gran media mercantil de los EUA y del Gobierno Bush, escondiendo del pueblo estadounidense, la verdad sobre las razones de la invasión de Iraq y sobre las masacres allí practicadas?
¿Por casualidad esos señores manifestaron cualquier tipo de preocupación frente a las graves violaciones de los derechos humanos practicadas por el Gobierno de Bush en la base de Guantánamo?
Sin embargo esos señores, que forman la actual Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y que trata se inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela, ¡son los mismos senadores que aprobaron el envío de tropas brasileñas para intervenir en Haití, sin que hubiese petición alguna en este sentido de alguna institución del pueblo haitiano!
Frente a la grosería, la arrogancia y la tentativa de interferir de los senadores brasileños en los asuntos internos de Venezuela, el presidente Chávez reaccionó duramente, como ya hiciera antes en relación al Senado de Chile. Ejercía así, más que un derecho, un deber de respuesta del jefe de Gobierno de un Estado soberano.
Mientras tanto, la gran media privada del Brasil, conjuntamente con toda la derecha de nuestro país, desencadenó una bien orquestada ofensiva, con la cual, escondían el real temor y el sentido de la moción de los señores senadores, tratando de invertir los papeles y crear intrigas entre los pueblos y gobiernos venezolano y brasileño: de acuerdo con esa media hubiera sido Chávez (por responder a la agresión de los senadores) quien estaría inmiscuyéndose en las cuestiones internas de Brasil. También aquí copiaban a los pinochetistas chilenos.
El Presidente Lula, en su primer paso, afirmó correctamente, que el Presidente Hugo Chávez debía ocuparse de los asuntos de Venezuela, y él, Lula, de los asuntos de Brasil. Faltó sin embargo claridad a nuestro presidente, sólo un paso – que insistimos en esperar: decir, con todas sus letras, a los senadores de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño, que se ocupen, primero, de los asuntos del Brasil, y que eviten crear incidentes diplomáticos artificiales con naciones tradicionalmente amigas.
Es más: si el Senado brasileño está preocupado con la democratización de los medios de comunicación, tienen en Brasil un excelente campo donde ejercer su preocupación: deberían constituir una comisión que investigue ese tema entre nosotros, el oligopolio privado de los medios de comunicación, sus vínculos con los organismos internacionales que definen sus pautas, sus financiamientos, su situación financiera en relación con los financiamientos publicitarios – especialmente con los estatales, con el pago de los impuestos – incluidos los de la seguridad social (de cuyo “déficit” acostumbran reclamar tanto a pesar de las astronómicas deudas que mantiene ese sector).
En suma, los senadores y el Gobierno brasileño deberían respetar el derecho de los venezolanos a decidir libre y democráticamente sobre su destino. Y preocuparse de los golpistas que actúan allá y que tienen sus socios y defensores también por aquí.
Nosotros, los abajo firmantes, no reconocemos legitimidad popular en la actitud de esos senadores, ni en la campaña abierta por los medios de comunicación, oligopolios privados de la media brasileña, cuyos intereses se sienten afectados porque sus congéneres golpistas venezolanos perdieron espacio en favor de los medios públicos y democráticos de comunicación.
Así, enviamos nuestra solidaridad y apoyo al gobierno y al pueblo venezolanos, felicitándolos por el valor en la lucha por la democratización de los medios de comunicación, sin los cuales nunca tendremos verdaderas democracias populares en América Latina.
Brasil, 4 de junio de 2007.
Firman 30 organizaciones sociales y 131 personalidades.
Vea el texto completo en: http://movimientos.org/show_text.php3?key=10082